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Tuesday, November 18, 2014

Grillormiga

Ayer soñé que venías, sentí como asaltabas mi cama, te acercaste hasta mi cuello y te recostaste tiernamente; eras tan pequeña que no hiciste el menor ruido y cuando sentías que iba a despertar, rápidamente me cubrías de diminutos besos para apaciguarme. Al día siguiente, con una sonrisa a flor de piel me desperté, pero tú no estabas y me invadió el miedo de haberte aplastado sin darme cuenta, te busqué por todos lados hasta que ya no pude y... me traicionó el deseo por verte... tal vez nunca estuviste en mi cama.
Entonces, no sé cómo pero me acerqué al espejo y vi unas pequeñas marcas en mi cuello, muy pequeñitas y ¿qué crees? Que me puse a llorar al darme cuenta que esas manchitas eran los labios del bicho más soñador de todos, eran los besos que me regaló Grillormiga.
Ahora quiero dormir y... dejaré mi puerta abierta.

Dos insectos

Sentado en esta banca de concreto de algún parque de Guadalajara, con el sol en lo alto y el divorcio de las nubes sobre mi espalda y rostro; solo, lejos de lo que estoy acostumbrado, sintiendo el instante mágico donde todo lo que te hace infeliz puede quedar atrás...
Silencio...
Abro los ojos y miro a un par de insectos (de esos que llamas "coje-coje") tratando de jalar uno al otro en un pequeño juego de poder, el más "fuerte" acarrea al "débil" y éste se deja llevar a una hoja amarillenta, seca y carcomida, "la cama ideal para insectos" pasó por mi mente.
Ese era el instante mágico, el insecto "débil" confío en el otro, permitió que lo llevara a ese lecho, pero el "fuerte" no lo comprendió y en su obsesión por tener todo no se detuvo encima de la hoja y continuo jalando a su pareja hasta el borde la banca de concreto, cuando quiso reaccionar fue muy tarde, cayeron juntos hasta el suelo y por el impacto quedaron uno lejos del otro... ahora, A EMPEZAR DE NUEVO, pensé.