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Sunday, September 03, 2006

Ella

- ¿Por qué me has abandonado?
- Mentira...Te sigo queriendo.
- ¿Queriendo? ¿Ya no me amas, entonces?
- Es... otro tipo de amor.
- Ya no me lloras, ya no me buscas como antes, ya no necesitas mi hombro.
- Sí, pero ya no igual...
- Entonces me voy.
- No.
- ¿No?
- No.
- ...
- Te necesito y te pido que no me dejes.
- No entiendo.
- ¿Has escuchado de la Santísima Trinidad?
- Sí... ¿Pero eso qué?
- Es la esencia de saber vivir. No puedes ligarte solamente a alguien, siempre debes tener otro que te ayude a mantener el equilibrio y yo... ya encontré a ese "otro", es duro pero... ya no dependo únicamente de ti, sin embargo te necesito.
- ...
- Somos parte del todo y si nos abandonamos, todos salimos perdiendo. Nos necesitamos.
- ...
- Van a existir momentos en los que tú vas a querer estar conmigo y yo contigo, y también el otro va a querer lo mismo de ti.
- ... ¿Sabes que nunca te he sido fiel?
- Lo sé. Hasta hace poco.
- ¿Y no te duele?
- Un poco, pero ahora lo entiendo.
- ¿Qué?
- La trinidad.
- ...
- Y esa mueca ¿Te ríes?
- Sí... pensé que nunca lo entenderías. Pensé que siempre tendría que brindarte mis brazos y... créeme que es como un tabique encadenado a mis senos.
- ¿Entonces?
- Está bien.
- ¿Y tus celos?
- No eran celos. A final de cuentas soy mujer ¿no?
- ¿Entonces?
- Entonces ya descubriste que no debes encadenarte a nada, ni a la trinidad.
- ...
- El tiempo es sabio y sobre la marcha irás caminando nuevos horizontes, mantente abierto.
- ¿Entonces?
- Entonces...
- ¿Sigues conmigo?
- Hasta el final de tus días.
- ¿Hasta el final de mis días?
- Hasta el final de tus días.

Monday, June 05, 2006

Estela

Mataron a dos de los tres hijos de Estela; cada cuerpo fue apuñalado 56 veces en cabeza, pecho y genitales; cuando los enterraron Estela prohibió que abrieran los féretros, no quería que nadie viera a sus dos hijos destazados, nadie, ni siquiera mi papá, ni siquiera yo... y yo sólo quería despedirme de mis hermanos.

Saturday, June 03, 2006

Claudia

¿Te acuerdas de Claudia? Era la chavita más bonita de la Universidad, iba dos semestres atrás de ti y desde la primera vez que la viste quedaste prendado de su ojos. Claudia no tenía un cuerpazo, más bien era llenita pero eso sí, pecaba de atractiva. ¿Cómo era? Mmm... Era morena, morena clara y usaba una capa de maquillaje que la hacía lucir de tez blanca; su pelo tenía que ser oscuro y muy bien disfrazado con un tinte castaño; Claudia siempre vestía jeans ajustadísimos que hacían lucir sus torneadas piernas aún más torneadas y usaba blusas y playeras pegaditas a su cuerpo; como dije, era llenita pero no flácida; las veces que la admirabas te percatabas que Claudia era dueña de unos senos preciosos, turgentes y bien formados. ¿Recuerdas que el Fufy te decía que te aventarás con ella? ¿También recuerdas que le hiciste caso? Y ahí fuiste de pendejo a hablar con ella bajo el pretexto de invitarla a participar en el evento de Radio durante la Semana de la Comunicación de ese semestre. Llegaste nervioso, tratando de poner tu mejor cara y sonrisa y entonces la viste. Si de lejos ya te encantaba, cuando la tuviste cerca por poco y te zurras; Claudia tenía el rostro más cálido y hermoso que jamás has visto; su sonrisa adornada por unos dientes blancos perfectos, bueno, está bien, está bien, en realidad eran un poco amarillos de tanto fumar, y su mirada... aahh... su mirada era como de borreguito buscando pareja; sus ojos eran verde claro, aunque estoy seguro que usaba pupilentes, sin embargo, cuando vuelves a imaginar su rostro sólo encuentras perfección. ¿Qué más podías pedir? ¿Te digo? ¡Su voz!. Ahí sí no había pretexto, su voz era ronquita-cachonda como la de Charo Fernández, no te cansarías de escucharla junto a ti el resto de tu vida. Sigamos, después de que rompiste el hielo con Claudia ¿qué hiciste?... ¡Te echaste a correr! Digo, no literalmente pero te entró el miedo. “¡Puto!” Te diría el Fufy, así como el Fufy también te decía que invitarás a Claudia a salir, que no tenías pierde, que a la chava le cuadrabas. Lo pensabas y lo pensabas pero cuando en los recesos te encontrabas con ella, sólo se sonreían y saludaban; a veces se encontraban en la cafetería y tú buscabas el momento de expresarle todo lo que te inspiraba pero no lo hiciste, a lo más que llegaste fue a darle un par de besos en la mejilla y eso debido a la rutina de saludar así a todas las niñas. ¿Sabes qué es lo peor? Que hasta hoy te decides a escribir algo sobre ella. “¿Por qué fuiste tan puto?” Te diría Fufy. “¿Por qué no me hiciste caso?”. Por puto, Fufy, por puto.